marzo 30, 2023 amuge

El pintor Miguel Clavería Amaya conmemora 50 años de arte gitano vasco con una exposición en Bilbao

Cartel de la exposición de Miguel Clavería Amaya

Tenemos el placer de invitaros a la exposición retrospectiva del pintor bilbaíno Miguel Clavería Amaya, Dombipen kaló, que estará disponible entre el 1 y el 16 de abril en el Centro Cívico de Otxarkoaga. Esta iniciativa, subvencionada por el Gobierno vasco, se enmarca en la celebración del 8 de abril, Día del Pueblo Gitano.

Miguel Clavería Amaya (Arrasate, 1943) es un gitano mayor respetado en nuestro barrio de Otxarkoaga. Está emparentado con grandes figuras gitanas del arte, como la bailaora Carmen Amaya y la cantante Remedios Amaya. Sin embargo, el don que descubrió con 27 años no fue musical, sino uno menos habitual dentro de nuestro Pueblo: la pintura al óleo.

Buena parte de su obra refleja los recuerdos de su infancia errante por Gipuzkoa, La Rioja y Bizkaia: destacan las escenas de carromatos en el bosque, las mujeres lavando la ropa en el río, las veladas al son del flamenco… Sin embargo, la intención del artista no es dar una imagen romantizada de nuestra historia, sino mostrarla como un resultado de la persecución racista: “Parábamos tres días, llegaba la Guardia Civil acusándonos de robar, y nos echaban”, cuenta.

Clavería Amaya se inició con su familia en oficios artesanales como la cestería, y buscó en la venta ambulante y de chatarra el sustento para mantener a sus nueve hijas e hijos. Su vida en Otxarkoaga tomó un rumbo inesperado en los años setenta, cuando empezó a dibujar de forma autodidacta. Su hermano, Pedro Antonio Clavería, ejerció de representante para vender cuadros y darse a conocer en el mundillo artístico de la época. La otra figura clave para el despegue de su carrera fue el maestro pintor José Luis de Aldecoa Echevarría, quien le ayudó a perfeccionar su técnica y ejerció de su padrino. En esa década floreciente, exhibió su obra en una docena de exposiciones en Euskadi, Navarra, Cantabria y Castilla y León, con notable éxito entre la crítica y el público.

Con esos méritos, la editorial La gran enciclopedia vasca le dedicó en 1978 un fascículo dentro de su colección “Pintores y escultores vascos de ayer, hoy y mañana”, que incluía una selección de sus obras y críticas elogiosas como las siguientes:

“La obra de Miguel Clavería es una antología, como un romance pintado en óleo, de la vida gitana”. (José Antonio Abasolo)

“En las pinturas de Miguel Clavería, con logros cromáticos muy completos, no sólo hay atisbos, sino realizaciones que nos hacen recordar las creaciones maestras del género” (Estrella Inchausti)

“En ocasiones parece querer ser discípulo de Goya; en otras, de Manuel de Salces (…). Todo el misterio que envuelve al mundo físico de los gitanos nos lo ofrece Miguel Clavería mediante su forma de hacer” (Paco Revuelta Hatuey)

Optó entonces a una beca para formarse en Roma, pero renunció a ella, porque la prioridad era sostener a su familia. En los años ochenta, su carrera se vio interrumpida por un cáncer, por el que fue sometido a una traqueotomía. No volvió a exponer hasta 2007, en Donostia, de la mano de una asociación gitana. Esa oportunidad le devolvió la ilusión por seguir creando.

La exposición Dombipen kaló (que significa “arte gitano” en lengua romaní) abarca por tanto cincuenta años de arte, en una colección en la que están igualmente presentes su amor por la cultura gitana y la vasca. Conviven en la muestra los carromatos y los baserris, los mercadillos y el Mercado de la Ribera, los retratos de mujeres gitanas y los paisajes vascos que le enamoran, con especial protagonismo de la Ría de Bilbao.